ULMA supera con éxito el proceso de renovación de certificaciones que afianzan su estrategia de sostenibilidad
Por un lado, la renovación de las certificaciones de cadena de custodia FSC (Forest Stewardship Council) y PEFC (Programme for the Endorsement of Forest Certification) ofrecen las garantías sobre el origen de la madera que comercializa ULMA y certifican el cumplimiento de los requisitos de trazabilidad de productos forestales hacia fuentes sostenibles. Estos certificados garantizan que la madera utilizada en los tableros de madera tricapa, las vigas de madera VM-20 y los tableros contrachapados con lámina de resina fenólica de ULMA cumplen con los estándares necesarios para asegurar la sostenibilidad de los bosques de los que proceden. Las certificaciones cubren todos los centros de trabajo de ULMA Construcción situados en el territorio español. Un paso importante y necesario si tenemos en cuenta que la deforestación representa al menos el 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y que los bosques son los principales sumideros naturales del planeta, esenciales para la transformación del carbono en oxígeno, teniendo un gran impacto en la sostenibilidad del planeta, tanto a nivel ambiental, como económico y social.
La reciente renovación del certificado del sistema de gestión de residuos “Residuo Cero” concedido por AENOR para las plantas de Oñati y Ajofrín supone otro paso importante y forma parte de la aplicación del modelo de economía circular en la actividad de ULMA que pretende prolongar la vida útil de los productos, materiales y recursos, reduciendo al mínimo la cantidad de residuos generados. Este certificado acredita una valorización superior al 90% de los residuos producidos en las plantas de ULMA para la actividad de fabricación, reparación, reacondicionamiento y remanufactura de sistemas industrializados para la construcción (andamios, encofrados, y cimbras). En concreto, esta cifra ha alcanzado en el 2024 el 95,4% de valorización de residuos en fábrica y en el principal almacén regulador de Toledo.
Por último, la renovación del certificado de huella de carbono organizacional con alcances 1+2+3 concedido por AENOR es otra muestra del trabajo realizado por ULMA en materia de sostenibilidad. Esta renovación evidencia la verificación del inventario de gases de efecto invernadero (GEI) en todos los centros de operación en España y abarca las categorías de los alcances 1+2+3 correspondientes al año 2024 siguiendo los requisitos establecidos en la norma ISO 14064-1:2018.
La estrategia de sostenibilidad de ULMA contempla además de la implicación de toda la organización en el logro de la renovación de estos certificados, el estudio y la aplicación de acciones concretas orientadas a minimizar su impacto medioambiental.
En este sentido, ULMA, como empresa adherida al Pacto Mundial de la ONU desde mayo del 2024, apoya la iniciativa de crear un tejido empresarial más inclusivo, próspero y sostenible, sumándose un año más al propósito de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático. El encuentro se celebra este año en Brasil y reúne entre el 6 y el 21 de noviembre a líderes mundiales, científicos y organizaciones no gubernamentales para debatir las medidas prioritarias necesarias para hacer frente al cambio climático.
La COP30 incidirá fundamentalmente sobre los compromisos adquiridos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C, mediante la presentación de nuevos planes de acción nacionales NDC (Nationally Determined Contribution) o Contribución Determinada a Nivel Nacional.
Estos compromisos fueron contraídos y presentados por primera vez el 12 de diciembre del 2015 ante el Acuerdo de París o la Conferencia de las Partes COP21 y son revisados y actualizados cada cinco años por cada país, además de reportar sus avances y emisiones mediante mecanismos de transparencia establecidos por la ONU. Los planes de acción están orientados a alcanzar un equilibrio entre las emisiones y las absorciones de GEI, como medio para conseguir emisiones netas o neutralidad de carbono y alcanzar la neutralidad climática en el 2050.