Descripción
El emblemático viaducto ferroviario Martín Gil, ubicado en Zamora y construido entre 1930 y 1940, está siendo sometido a una compleja rehabilitación estructural. Esta obra de ingeniería, que en su día ostentó el récord como el mayor viaducto de arco de hormigón del mundo, se alza sobre el embalse de Ricobayo con una longitud total de 481 metros y un majestuoso arco central de 200 metros de luz.
El proyecto, diseñado por el ingeniero Martín Gil con la colaboración de Eduardo Torroja, propuso una cercha metálica que formaría parte de la armadura de hormigón. Esta cercha, así como la armadura metálica, fue soldada eléctricamente, resultando algo novedoso en aquella época.
La rehabilitación se ha hecho necesaria por las patologías detectadas en la estructura: fisuras, desconchones, pérdida de sección de armaduras y otros signos de deterioro. El objetivo de los trabajos es garantizar la conservación y funcionalidad de la infraestructura a largo plazo. Para ello, se están llevando a cabo tareas como la reposición de sillares, limpieza de superficies y refuerzo de elementos estructurales. La complejidad del terreno y la envergadura de la estructura han requerido soluciones técnicas de gran precisión.
Solución ULMA
La solución técnica clave de esta intervención es el uso del andamio multidireccional BRIO, que se ha adaptado a la compleja geometría del puente para facilitar el acceso a todas las zonas de trabajo, tanto en la parte superior como inferior del arco, pilares, tablero y laterales del viaducto, realizando el montaje del replanteo mediante vuelos sucesivos.
Esta estructura modular permite una gran versatilidad y seguridad en altura, incluso en zonas de difícil acceso como el tramo entre el arco central-pilar 7, para la que se ha realizado una pasarela de paso desde el inicio del viaducto que facilita el acopio de materiales. De hecho, uno de los principales desafíos fue el montaje de andamios en un entorno de difícil acceso, con una orografía compleja y condicionado por el nivel variable del embalse. Jose Manuel López, Encargado de Jokisu Montajes, señala que “estamos hablando de unas 300 toneladas en obra, y trabajar con elementos recuperables fue muy complejo porque el hormigón tiene una estructura metálica de ángulo dentro, lo que limita mucho el margen de perforación”.
Parte de esta pasarela se apoya sobre unas consolas dispuestas en la base de la pila y sirve de conexión entre estas, agilizando el ritmo de ejecución de la obra. La fluctuación del nivel del agua obligó a rediseñar parte de las soluciones de acceso previstas inicialmente: “En el diseño original del proyecto se preveía una pasarela, pero la realidad del embalse cambió. La mitad va apoyada en el lecho y la otra mitad fue ejecutada con cerchas MK ancladas a la zapata de la pila número 7, justo antes del arco central”, explica Olimpio Piñeiro, Encargado Coordinador de Montajes de ULMA.
Uno de los retos más importantes ha sido adaptar el montaje del andamio a una infraestructura con geometría compleja, zonas de difícil acceso y condiciones variables impuestas por el embalse. En este contexto, el uso del sistema MK, una solución modular y altamente adaptable, ha sido clave. En concreto, se diseñó una ménsula de apoyo utilizando este sistema, que se ancla en la base del tacón de la pila. La solución fue especialmente útil en áreas inaccesibles desde el terreno donde la inestabilidad del embalse impedía apoyos desde el lecho. Gracias a esta solución, fue posible avanzar en los trabajos sin comprometer la estabilidad del viaducto.
Además, se han habilitado plataformas de trabajo cada 2 m en altura, equipadas con barandillas y elementos de protección colectiva. El sistema BRIO incorpora de serie protecciones como pies de seguridad y barandillas que, junto con el uso de arnés de doble gancho, garantizan altos estándares de seguridad.
Los anclajes del andamio, diseñados a medida en función de la carga y forma del puente, varían entre sistemas a caras laterales cada 4 m, amarre francés reforzado, anclajes especiales (anclajes en las caras laterales del arco y tablero y anclajes verticales bajo el arco), permitiendo una fijación segura en todas las secciones. En el arco central, el andamio queda colgado del paramento inferior del arco. Para este montaje, haciendo voladizos desde la zona previamente montada y anclándolos bajo el paramento del arco, se logra colgarlos y colocar la planchada para los trabajos en esta zona.
Con esta intervención, el viaducto Martín Gil se prepara para seguir formando parte del paisaje zamorano durante muchas décadas más, manteniendo vivo un legado de ingeniería que marcó una época. Juan de Dios, Encargado de Obra de imesAPI, pone en valor la colaboración con ULMA: “Destacaría su seriedad, su seguridad y su logística”.